Guías de Viaje

Cuevas El Zumbador

La Cueva del Zumbador
La Cueva del Zumbador

Partimos de San Felipe, estado Yaracuy rumbo a las Cuevas del Zumbador; en el Municipio Palmasola del estado Falcón. El camino asfaltado nos acompaña hasta Yumare. Aún restan casi 2 horas “rústicas” para llegar a la casa del baqueano; pasando por El Charal. Luego 45 minutos a pie hasta la entrada de la cueva.

El camino a partir de Yumare es campestre. Arboles centenarios empinados sobre praderas y potreros, delimitados por estantillos, botalones y madrinas. A medida que nos adentramos hay menos vestigios de progreso y de humanidad. Los bosques de teca son parte de la retaguardia. Desde el “copete” de la montaña se puede divisar la mar. La cueva estuvo sumergida, y como evidencia hay abundancia de fósiles marinos incrustados en la tierra.

Barbas colgantes
Barbas colgantes

Árbol Centenario
Árbol Centenario

La vaquera del Vaqueano
La vaquera del Vaqueano

Desde el copete de la montaña
Desde el copete de la montaña

El baqueano convierte la faena del día en queso. Su hospitalidad se levanta entre tablas y piso de tierra. El “colao” no se hace esperar Recibo cuajada recién prensada y hasta un caracol “entierrado”.

La entrada a la cueva es a través de un río que nos cubre hasta media cintura y nos acompaña a diferentes profundidades, hasta el final… donde nos espera una poza de más de dos metros y medio de profundidad. El recorrido es de 600 metros húmedos y erguidos; siguiendo el cauce del río. Tomamos casi una hora de ida, llenándonos de arte en movimiento… pausado y milenario: estalactitas y estalagmitas. Murciélagos por doquier nos baten sus alas en duelo y nos retan a chirrido limpio. También abundan las arañas, cangrejos y los “zumbidos” de la plaga que nos aturde hasta casi el final de la cueva.

Fluyendo dentro de la Cueva
Fluyendo dentro de la Cueva

La entrada desde adentro
La entrada desde adentro

Estalactita sobre el agua
Estalactita sobre el agua

Murciélago suspendido
Murciélago suspendido

Enjambre calcáreo y alado
Enjambre calcáreo y alado

Al salir de las tinieblas, nos espera la curiosidad de los “chucos” (monos), venidos en cambote de copa en copa. No solo los escuchamos. Nos llueven ramitas desde las alturas. El gavilán nos observa; así como a su bocado: el cangrejo de río.

El Cangrejo encuevado



Volveremos …

Nos queda pendiente descubrir la fuente del río; el allende de la poza, toparnos con algún pez incoloro e invidente, y explorar cuevas aledañas.

Relato y fotos de Gerardo Antoni (gAt)

Disfruta la segunda parte de este relato.

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