Biografías
Hasta la Independencia

Manaure y Los Médanos de Coro

Los médanos de Coro, ubicados al norte de dicha ciudad, son uno de los atractivos turísticos más importantes del estado Falcón y una de las bellezas naturales más asombrosas de Venezuela. Los científicos explican que la formación estas montañas de arena, se debe a una combinación de las corrientes marinas y los vientos alisios. En tal sentido, las corrientes marinas arrastran gran cantidad de arena que las olas depositan en las playa. Luego cuando se secan, pierden la cohesión y el peso que les proporciona el agua; por su parte los vientos alisios las empujan y arrastran constantemente tierra adentro.

Es una historia conocida en el estado Falcón, que en la noche se pueden escuchar lamentos en los médanos de Coro. De acuerdo con la tradición popular, los mismos no son más que los espíritus de los indios caquetíos del cacique Manaure, los cuales vagan sin descanso en los brazos del viento, después haber sido traicionados y martirizados por los conquistadores españoles. Manaure, era el jefe político, militar y religioso de la gran nación caquetía. De acuerdo con la leyenda, su poder mágico era tal que le obedecían los truenos, rayos y la lluvia. Asimismo, a él se sometían y pagaban tributo los otros caciques y jefes menores. Su juicio era inapelable y su rango tan excelso y solemne que viajaba transportado por sus servidores en una hamaca, ya que sus pies nunca debían tocar el suelo. No obstante, el gran poder con el que contaba Manaure, gobernaba con extraordinaria bondad y justicia a su pueblo.

Cuando llegaron los conquistadores españoles, Manaure quiso evitar que su nación caquetía fuera esclavizada y destruida. Para esto buscó la protección de Juan de Ampíes, un conquistador bondadoso y noble, que acababa de fundar la ciudad de Santa Ana de Coro en 1527. El resultado fue que Manaure y Ampíes se hicieron amigos y pactaron la paz, con el objeto de que sobre las tierras de Coro, germinara una nueva raza procedente de la mezcla de la sangre indígena y europea. No obstante, la ilusión de hermandad que pretendían Ampíes y Manaure no duró mucho, ya que, en los años iniciales de la conquista de América por parte de la corona española, el rey Carlos I, ante las enormes deudas que había contraído con los Belzares, banqueros alemanes, decidió cederles la administración y conquista de la recién fundada Provincia de Venezuela. Con la llegada de las nuevas autoridades Ampíes tuvo que retirarse a la isla de Curazao. Lo primero que hicieron los alemanes al llegar a territorio venezolano, fue desconocer el pacto de hermandad entre Ampíes y Manaure, comenzando a apresar y esclavizar a los indígenas. La reacción de Manaure fue la de retirarse a las montañas, mientras los caquetíos se dispersaban mezclándose según la leyenda con el alma de los médanos que vagan sin rumbo, quejándose hasta el día de hoy en los labios del viento que empuja las arenas.

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